Ha llegado el mes de mayo. Un mes precioso. Ha llegado el sol también. Todo el mundo va ya en manga corta y pronto sacaremos las sandalias del fondo del armario para lucirlas todos los días. Dentro de poco las piscinas estarán limpias y estaremos todo el día bañándonos y sin nada de qué preocuparnos… Sí, sí, sí. Pero ahora dejemos de soñar y seamos realistas. ¡Aún no se ha acabado mayo!
Yo creo que a todos nos encanta mayo, ¿o me equivoco? ¡Qué mes más bonito y más entretenido y sobre todo… ¡con tanto tiempo libre para disfrutar de todo esto! ¡Qué felices somos!
Lo que no entiendo es que a pesar de ser un mes tan bonito, los únicos comentarios que escuchamos por los pasillos son: "¿Cómo te ha salido el examen?", "¿has acabado ya el trabajo?", "tengo que ir a hablar con el maestro para que nos cambie la fecha de la recuperación", "no me ha dado tiempo de estudiar lo suficiente…", y cosas así.
Solamente falta escuchar algo tipo "¡mátame, por favor!" y todo esto parecerá el final del mundo. Y es que para nosotros parece el final del mundo porque aunque los exámenes más grandes no han llegado, aún faltan dos semanas de curso. Ahora todo el mundo piensa “por qué no habré estudiado más". Pero puede que sea ya demasiado tarde…