13 may 2012

El último quince de septiembre


¿Recuerdas aquel quince de septiembre? Sí, pero ¿cuál de ellos?
 
 
Seguramente la mayoría de todos nosotros nos acordemos de cada uno de los “quince de septiembre” de cada año, pero es este último el que recordaremos por mucho tiempo. Fue aquel día cuando empezamos a caminar por este camino de nueve meses. Muchos de nosotros perdidos, nerviosos, ansiosos, con miedo. Eran muchos los comentarios que nos habían llegado hasta entonces de generaciones pasadas, siendo los más comunes de ellos: “Prepárate, es muy difícil”. o “es el año que más he estudiado en toda mi vida”. Comentarios que nos hacían tener curiosidad por si realmente se cumplían o no, si de verdad llevaban razón, y creo que es en este momento cuando podemos confirmarlos sin duda.
 

Sí, no estás soñando, ya han pasado ocho meses, esos ocho meses que, bien o mal, nos han traído hasta aquí. 230 días aproximadamente, que nos han enseñado, nos han envuelto el cuerpo en una manta de nervios, estrés, nos han hecho divertirnos, llorar, reír, caernos, levantarnos, superarnos, pedir ayuda, saltar de alegría, pero sobre todo nos han hecho madurar y crecer como personas. Nos han hecho avanzar paso a paso para conseguir una meta, y esa meta es esta a la que sólo nos encontramos a tres semanas de distancia. Ha llegado el momento de demostrar lo que valemos, lo que somos capaces de hacer y lo que nos han enseñado esos 230 intensos días, que parecen como haber empezado ayer. Un camino que parecer haber sido recorrido con un abrir y cerrar de ojos, a pesar de las tantísimas emociones vividas.
 
Sólo quedan tres semanas para dar lo mejor de nosotros mismos, pero es cierto que hay que dar más cuanto menos puedes. En algunos casos las fuerzas son ya escasas, los tropezones por el camino comienzan a pesar y a ser cada vez más graves, pero no hay tiempo para quedarse en el suelo, sino para levantarse y aprovechar cada una de las experiencias aprendidas, sacarle el aprendizaje a cada uno de los fracasos, seguro que aprendes algo nuevo de ellos.
 
Quizás es el año que más apoyo hemos tenido cada uno de nosotros, tanto por parte de familiares como por parte de profesores. Pero por mucho apoyo y palabras de ánimo que te den, hay momentos en que lo ves todo oscuro y sólo te escuchas a ti misma, a tu pesimismo y angustia, y tu creencia de que no vas a llegar al final, junto con las ganas de abandonar la partida. Es aquí cuando debes echar la vista atrás y ser consciente de hasta dónde has llegado, cuánto esfuerzo y lucha has puesto para verte aquí, pues nadie dijo que fuera fácil, y por ello ya es un mérito ocupar el lugar que ocupamos, una satisfacción vernos aquí a sólo tres semanas de acabar una de las más importantes etapas de nuestra vida y que seguro que muchos de nosotros jamás olvidaremos, echaremos de menos y dentro de unos años la recordaremos como una de las más bonitas de nuestras vidas.
¡Mucho ánimo y fuerza compañeros/as! ¡Y recordad que la esperanza es lo último que se pierde!