Esto es solo un pequeño adelanto de uno de los discursos de la graduación. Un pequeño aperitivo:
Yo no lo he olvidado. Lo recuerdo perfectamente. Lo recuerdo cada mañana. Recuerdo cada mañana mi graduación. Me recuerdo cada noche como os sentís vosotros ahora. Recuerdo este vértigo, este fuego, estas ganas de luchar. ¡No la perdáis! Hoy es fácil. ¡Todo el mundo os dirá que luchéis por vuestros sueños, hoy! Pero la vida se compone de mañana, de muchas mañanas, y no quiero que en ellas no os volváis “gente”. Necesito que seáis personas, no gente. Necesito que sigáis siendo vosotros, no gente. Y para ello es necesario que mantengáis la mirada viva y los sueños fijos.